viernes, 8 de junio de 2012

La Violencia contra las mujeres.

"La violencia contra la mujer es quizás la más vergonzosa violación de los derechos humanos. No conoce límites geográficos, culturales o de riquezas. Mientras continúe, no podremos afirmar que hemos realmente avanzado hacia la igualdad, el desarrollo y la paz."

Kofi Annan,

Secretario General de las Naciones Unidas


Dolorosamente el problema de violencia contra la mujer crece diariamente a niveles escandalosos,  esto comprende la violencia física, sexual y psicológica; misma que puede ser cultivada en el seno del hogar o bien en el lugar de trabajo.

La violencia en contra de las mujeres es un problema de grandes dimensiones y graves consecuencias para toda la sociedad, pero prioritariamente, para las mismas mujeres que la sufren, las cuales en un alto porcentaje calla el problema, indicando es parte de mi vida o es parte de lo tocó al casarme o al establecer un modelo de relación familiar, o bien, lamentablemente se presenta dentro de valores, creencias y actitudes aprendidas ya que lo vivimos en el hogar y se tienden a repetir los mismos patrones de conducta generación en generación, sin distingo de nivel económico, social y educativo, de etnia, religión o ideas políticas.
 
Lastimosamente conocer el impacto real de la violencia en contra de las mujeres es sumamente difícil, debido a que se convierte en un problema “invisible”, ya que muchas mujeres optan por callar por miedo del que dirán, o por el alto temor a su agresor y a la incongruencias de nuestras leyes.
 
En nuestro país, la violencia contra las mujeres ha cobrado en promedio en esta década, la vida de dos mujeres cada mes, asesinadas a manos de conocidos y desconocidos, pero en su gran mayoría son sus propias parejas.  Esta es solo una de las más visibles e irreparables consecuencias de esta agresión cotidiana que sufren las mujeres en Costa Rica.
 
Algunas características personales de las víctimas de violencia doméstica podrían ser la causa del maltrato.  Ciertas corrientes del área de la psicología apuntan a características de masoquismo o a patologías como la histeria o el trastorno de personalidad dependiente, para explicar por qué algunas mujeres permanecen o regresan a una relación de abusos.

Durante mucho tiempo se ha intentado culpabilizar a la víctima de su situación de maltrato, favoreciendo lo que se conoce como “doble victimización de la mujer” lo que supone que se le convierte en víctima no sólo de una terrible situación de violencia, sino también de toda una serie de acusaciones que le responsabilizan de esa situación.  Actualmente se tiene a mano suficiente documentación que demuestra que no existen características psíquicas diferentes entre las mujeres maltratadas y no maltratadas previamente al inicio del maltrato.  Por el contrario, es el maltrato contra la mujer en la pareja, lo que conlleva una serie de trastornos y problemas de orden psicológico que no deben ser ignorados.

Hoy por hoy es de conocimiento profesional y popular, que el maltrato incrementa una serie de sintomatología y de cuadros clínicos que van desde baja autoestima, insomnio y  la ansiedad. En casos más severos se puede presentar depresión clínica o el trastorno por estrés postraumático.  Es un hecho probado que la frecuencia de depresión en las mujeres es casi dos veces mayor que en los hombres y, aunque a menudo se recurre a diferencias biológicas para explicar este hecho (por ejemplo las características del ciclo reproductivo de la mujer), lo cierto es que muy probablemente son las desigualdades de género, y entre ellas la violencia de género, las que más contribuyen a esta diferencia “no natural”.

Asimismo de las condiciones diagnósticas previamente descritas, también hallamos en la literatura otros trastornos y problemas de salud psíquica que se han asociado repetidamente con el maltrato contra la mujer en la pareja.  Por ejemplo, el meta análisis de Golding (1999) encontró que el 13% de las mujeres maltratadas había tenido ideación suicida y el 23.7% había intentado suicidarse.  Esta asociación entre la violencia doméstica y la ideación e intento de suicidio, al igual que en el caso de la depresión, ha sido constatada en ámbitos muy diferentes, como EE.UU., México, Escandinavia y Papua Nueva Guinea. El consumo y abuso de determinadas sustancias, como alcohol, drogas y determinados psicofármacos (antidepresivos, anfetaminas, tranquilizantes y estimulantes), también se ha abordado de forma recurrente en el estudio de la violencia doméstica. 

El impacto de la violencia sobre la calidad de vida de las mujeres es profundo y comprende no solamente el daño físico, que ya de por sí es gravísimo, sino también el emocional y psicológico, siendo este último el que mas determina sus conductas futuras, y es el que con atención psicológica adecuada puede tratarse y conseguir el mejoramiento en la calidad de vida.

Una medida acertada para prevenir esta situación fue la Ley de Penalización de la Violencia Contra las Mujeres, promulgada en el año 2007, que nació para “proteger los derechos de las víctimas de violencia y sancionar las formas de violencia física, psicológica, sexual y patrimonial contra las mujeres mayores de edad, como práctica discriminatoria por razón de género, específicamente en una relación de matrimonio, en unión de hecho declarada o no…”

Otro instrumento de gran valor ha sido la canalización de denuncias por parte del Centro Operativo de Atención a la Violencia Intrafamiliar que recibe llamadas a través del 9-1-1 y la Línea Rompamos el Silencio, 800-300-3000.  Todo esto para ayudar a detener esa violencia que crece día a día, y que para muchos es solo portada de periódicos, sin detenerse a pensar que en muchas ocasiones alguien pudo haber hecho algo para evitar ese femicidio y no lo hizo, por omisión o por simplemente decir no es mi problema.  Estas denuncias se manejan de forma confidencial y lo que se pretende es que las autoridades sean quienes detengan el acto, pero para conocerlo hay que denunciarlo.

Hay una verdad que no esta oculta en este tema, y es que cada uno de nosotros puede llegar a tener algún grado de responsabilidad, esto por cuanto en muchas ocasiones hemos escuchado, conocido, y hasta  visto algún caso de violencia en contra de las mujeres y no hemos hecho nada, nuestro silencio y/o nuestra indiferencia es responsable directo de este tipo de violencia.

Con esta reflexión de hoy no pretendo crear una conciencia de culpa, sino un cambio positivo en cada lector o lectora, para que se detenga a pensar… conozco algún caso y no hago nada, sufro algún tipo de violencia y no digo nada, pues bien eso es lo que se pretende, convertimos en un instrumento de cambio y coadyuvar en evitar que la violencia en contra de las mujeres siga en aumento.

Hay formas en las cuales cada uno puede colaborar, como lo son la línea del 9-1-1,  o bien Rompamos el silencio 800-300-3000, donde podemos reportar o dar aviso de un hecho de violencia de genero, podemos salvar vidas, podemos evitar que mas mujeres sean víctimas silenciosas de sus agresores.  La consulta psicológica es un medio donde se le brinda ayuda y terapia a las personas directas o indirectas que sufren de este problema, se les ayuda y colabora para mejorar considerablemente su condición de vida.



Dra. Laura Camacho Alfaro

Licenciada en Psicología



Clínica Arvicana       



Teléfono 2560-8001

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