miércoles, 13 de junio de 2012

Carta de un Hijo a sus Padres


  • No me des todo lo que pido. A veces sólo pido para ver hasta cuánto puedo coger.
  • No me grites. Te respeto menos cuando lo haces, y me enseñas a gritar a mí también, y yo no quiero hacerlo.
  • No me des siempre órdenes. Si en vez de órdenes a veces me pidieras las cosas, yo lo haría más rápido y con más gusto. 
  • Cumple las promesas, buenas o malas. Si me prometes un premio dámelo, pero también si es castigo. 
  • No me compares con nadie, especialmente con mi hermano o hermana. Si tú me haces lucir mejor con los demás, alguien va a sufrir, y si me haces lucir peor que los demás, seré yo quien sufra. 
  • No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer, decide y mantén esa decisión. 
  • Déjame valerme por mí mismo, si tú haces todo por mí, yo nunca podré aprender. 
  • No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga por tí, aunque sea para sacarte de un apuro, me haces sentir mal y perder la fe en lo que me dices. 
  • Cuando yo hago algo malo, no me exijas que te diga el "por qué" lo hice. A veces ni yo mismo sé. 
  • Cuando estás equivocado en algo, admítelo y crecerá la opinión que yo tengo de tí y me enseñarás a admitir mis equivocaciones también. 
  • No me digas que haga una cosa y tú no la haces. 
  • Yo aprenderé y seré siempre lo que tú hagas aunque no lo digas. Pero nunca haré lo que tú digas y no lo hagas. 
  • Enséñame a amar y a conocer a Dios, no importa si en el colegio me quieren enseñar, porque de nada vale, si yo veo que tú ni conoces ni amas a Dios. 
  • Cuando te cuente un problema mío no me digas: "No tengo tiempo para boberías" o "eso no tiene importancia", trata de comprenderme y ayudarme. 
  • Quiéreme y dímelo. A mí me gusta oírtelo decir aunque tú no creas necesario decírmelo. 

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