¿Qué es la autoestima?
Autoestima es aquella imagen que
formamos de nosotros mismos, a esta imagen podemos darle un valor, ya sea
positivo o negativo.
Lo anterior va a derivar de nuestras
experiencias con nuestros padres, hermanos, amigos cercanos, maestros,
profesores y la sociedad en general.
Todos construimos una imagen propia,
esto es ineludible, ya sea mi imagen como padre, como esposa, como estudiante,
como novia, como trabajador, entre otras.
De la misma manera, el niño va formando su propia imagen; como estudiante, como amigo, como hijo. Por tanto y como se explica, no hay un solo
tipo de autoestima.
La autoestima no es algo genético, no
es algo que traemos al nacer, es una construcción que vamos gestando a partir
de nuestras diversas experiencias e interacciones con el entorno. La buena noticia, es que al ser algo que
construimos, que aprendemos, es una circunstancia que pude ser modificada, lo
que indica que no necesariamente una persona va a tener su autoestima baja toda
su vida y viceversa.
Es normal que algunas circunstancias
o el paso por las diferentes etapas de nuestra vida puedan desestabilizar
nuestra autoestima, un ejemplo muy claro, es la etapa de la adolescencia.
Los primeros cuatro años de vida y la
adolescencia, son periodos críticos en la formación de la autoestima del ser
humano.
Se puede analizar la autoestima en
tres diferentes dimensiones:
- El nivel: se refiere a si
esta es alta o baja.
- El valor/dirección: hace
énfasis en si es positiva o negativa.
- El contexto: tiene que ver con la formación, contexto social y cómo influye.
Cuando nos referimos al tema de
autoestima, no basta con hacer referencia a si es alta o baja, es necesario
también tener claro si esta es positiva o negativa. Lo ideal es que las personas tengan una
autoestima alta y positiva. Algunos
estudios revelan que los delincuentes tienen autoestima alta, pero negativa.
Formación de
la autoestima:
Vas a depender de las diferentes
experiencias que acumulemos en la interacción con nuestros padres, amigos,
hermanos, familia, escuela, maestros y demás.
· Entre los 0 y los 2 años
(primera infancia): Empezamos con algo tan sencillo, tan natural y
primario, como el contacto físico. Cuanto más
contacto con el bebé hay un mejor crecimiento y desarrollo, estimulamos sus
sentidos y se sienten queridos. Los ambientes distantes, las relaciones frías,
y no digamos ya las hostiles, provocan niños más inestables y que “se quieren”
menos. Tocar al bebé es clave para su desarrollo, y una
fuente de beneficios para todos.
· En los niños de 2 a 6 años
(segunda infancia): La autoestima se basa especialmente, en su
percepción de aceptación por parte de sus padres y en menor medida de sus
iguales. Los padres desempeñan la
función de ser espejos de sus hijos en su autovaloración de sí mismos. Por eso, es importante que las correcciones
se hagan sobre la acción y no sobre la persona, evitando calificaciones
personales. Es más positivo decide: ” Tu
cuarto esta desordenado ” que sos un desordenado”, ” Hoy llegaste a tiempo” en
vez de decirle “sos un impuntual”. Esto
es importante porque si las personas más significativas son sus padres y ellos
son el espejo donde él se mira y estos padres continuamente lo califican en
negativo, es probable que el niño se vea como un desordenado, impuntual,
inútil, malo y no digno de afecto.
· Entre los 6 y 12 años (tercera
infancia): En la formación de la autoestima entran otras dimensiones como: el
aspecto y la competencia física, la competencia académica y la competencia
social. El entorno social del niño se
amplia y aparecen nuevas figuras significativas: sus maestros y compañeros de escuela. Sin embargo los padres o tutores siguen
jugando un papel fundamental en el proceso educativo del niño en edad escolar,
desde el punto de vista del desarrollo de su autoestima, auto control y sentido
de trascendencia.
¿Quiere
que su hijo desarrolle una autoestima alta y positiva?
-
Revise su propia autoestima, lo que la ha
favorecido u obstaculizado.
-
Ante su hijo y lejos de él sea siempre
veraz y genuino.
-
Comparta su valioso tiempo con su hijo.
-
Acepte a su hijo como es y no como usted
cree que debería ser.
-
Háblele en forma positiva.
-
Evite gritarle, si está muy molesto (a),
retírese.
-
Respete a su hijo: escúchele con interés,
mírelo cuando Ie habla, deje lo que está haciendo o dígale que en ese momento
no puede prestar la atención que se merece, que espere un momento.
-
No lo etiquete: censure la conducta no al
niño o joven.
-
Demuestre confianza en él, de modo que
pueda creer en sí mismo.
-
Dele responsabilidades para que tenga
oportunidad de desarrollar sus capacidades.
-
No lo sobreproteja, no lo supla. Ayúdelo.
No lo deje hacer cosas que están por encima de su capacidad.
-
Evite compararlo con sus compañeros,
amigos, hermanos o primos.
-
No interfiera cuando esté tratando de
resolver el solo un problema. Deje que se equivoque.
-
Ante un pedido de permiso explique el
porqué si y el porqué no.
-
Enfatice sus progresos y habilidades:
estimular es más importante que elogiar. EI estimulo fomenta la cooperación, el
elogio, la recompensa.
-
Reconozca y valorice sus esfuerzos y no
solo sus logros finales.
-
No lo avergüence en público. Si debe
corregirlo, hágalo en privado, no frente a sus hermanos y amigos.
“El amor a uno mismo es el punto de partida del crecimiento
de la persona que siente el valor de hacerse responsable de su propia
existencia”
Viktor Frankl
Dra. Laura Camacho Alfaro
Licenciada en Psicología
Clínica Arvicana
Tél. 2560-8001
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