viernes, 15 de junio de 2012

La Importancia del Padre en la psicología del niño

En la actualidad, enfrentamos la falta de tiempo de los padres en la crianza y educación de sus hijos, este fenómeno lo vemos principalmente con el padre de familia, por tanto se hace imprescindible reflexionar sobre éste en el ceno del hogar y su aporte al desarrollo de sus pequeños.

Se habla mucho de la importancia de la mujer como esposa, como madre, como trabajadora, como responsable de la vida pública... En cambio, se habla poco del varón como esposo, como padre, como trabajador, etc.

Si, ser madre no es fácil, pero ser padre tampoco. Las dos figuras están unidas de modo inseparable: no puede haber madre sin padre, ni padre sin madre. Y ni mamá puede ser papá y mamá; ni papá puede tampoco cumplir ambos roles en la vida de un infante. Se es uno o se es otro.

El embarazo, ciertamente, es una aventura sobre todo para la mujer. En esa travesía la nueva madre, llevará con más alegría y confianza el peso y las alegrías de esos 9 meses si su pareja está allí, tierno, fiel, servicial, dispuesto incluso a cocinar y a lavar los platos...
Hoy sabemos que en las últimas etapas del embarazo el niño se orienta en el útero de un modo o de otro según escuche a mamá o a papá. El feto percibe si la voz del padre es tensa o polémica, o si es cariñosa y confortante, y su psicología queda ya marcada por estas primeras experiencias prenatales.

Si antes de nacer el padre entra en la vida del niño, su influjo se hace enorme, aunque no se dé cuenta, cuando el bebé es todavía un montón de ropa y un poquito de carne y ojos... Papá será visto como el buen amigo de mamá, una fuente de paz y de alegría, un rostro sonriente, unos bigotes o unas mejillas agradables, una mirada llena de cariño. Sin saberlo, el padre confirma el mensaje constante que toda madre da a su bebé: la vida es hermosa si nos aman... Algunos padres se quejan de que en los primeros meses de vida del niño, han perdido parte del cariño de su pareja.

Es normal que la mujer se “vuelque” sobre el bebé que ha llevado durante meses tan cerca de su corazón. En este momento papá lejos de sentir celos debe de involucrarse más en el cuidado no solo de su pareja, sino también del bebé. De este modo, la mujer, que se siente más liberada, puede dedicar el tiempo ahorrado en el niño, para “invertirlo” como cariño hacia el “esposo celoso”.

Posteriormente, en toda la vida infantil, el padre tiene un papel imprescindible. No es bueno que le deje a su mujer todo el peso de la formación del niño. Es justo recordar, que el padre no tiene que asumir un papel “unisex”, como si diese lo mismo ser madre o ser padre. El niño necesita dos modelos distintos.

Percibe la diferencia entre papá y mamá, diferencia que ayuda a desarrollar una sana psicología. De este modo, si encuentra en casa a padres (papá y mamá) bien definidos, que saben vivir en un clima de respeto y de cariño como soñamos en cualquier matrimonio feliz, le resultará mucho más fácil integrarse en el mundo de los mayores en ese binomio hombre-mujer que es la raíz del amor de los esposos y que ha permitido el nacimiento de cada uno de nosotros.

Resulta obvio que el padre tiene que “aparecer por casa” para poder ser modelo. Un padre que todo el día está fuera, que vive para su trabajo, que se “realiza” en sus éxitos profesionales o, por desgracia, en sus diversiones y sus hobbies extra familiares, no podrá ser modelo: será sólo un satélite que los hijos ven llegar y salir con más o menos velocidad. Un padre invisible es poco “padre”... El trabajo es importante, pero es mucho más importante el tiempo dedicado a la familia. Desde luego, esto vale también para la mujer en aquellas sociedades en las que el trabajo profesional puede no dejarle casi tiempo para estar en casa con los hijos.

Lamentablemente es común escuchar comentarios de los hijos tales como:

• ¡Papá llega muy tarde a casa!

• ¡Papá no me ha firmado aún la nota que debo entregar en la escuela!

• ¡Cuando papá está molesto grita y rompe cosas!

Tomando en cuanta lo anterior podemos determinar que estar en casa no basta. El tiempo que se pasa con la familia tiene que ser “de calidad”. Los niños notan enseguida si sus padres se quieren, o si se han convertido en rivales. Cuando al llegar a casa el padre contradice a la madre, o la madre les susurra a los niños: “cuando se vaya papá, haremos lo que yo diga”, se comprende que un grave naufragio amenaza a toda la familia.

En la educación del niño resulta importante, además, que la autoridad de los padres sea algo compartido. Si la madre permanece normalmente en casa (y esto no es discriminarla), el niño tiene que ver reflejado en el padre todo lo que ella le va enseñando: espíritu de trabajo, sinceridad, alegría, diálogo, capacidad de perdonar.

De nada sirve decir “no pongas los pies sobre la mesa” si luego llega papá y pone sus “lindos” zapatos sobre la mesa de la discordia. Por lo mismo, el diálogo entre la pareja es fundamental.

Resulta triste la vida de familia cuando los hijos pueden aprovechar la guerra civil entre los padres para conseguir lo que quieran con ella o con él.

Si los dos trabajan, ¡qué importante es que pueda haber siempre uno en casa! Y mucho más importante es que haya momentos en que estén los dos al mismo tiempo.

Tanto para el niño como para la niña, la figura paterna es sumamente importante y va a determinar el curso de su vida de acuerdo a como haya sido la interacción con este.

Consecuencias de la ausencia de la figura paterna:

a- Pérdida de contacto afectivo con los hijos, la comunicación con el padre, compartir, jugar es fundamental en el construcción del aparato psíquico del niño y por supuesto del desarrollo y curso de su autoestima.

b- Pérdida de la dinámica familiar, imprescindible para que el niño forme su propio concepto de familia, el ejemplo que el niño reciba del padre en este punto, le va a permitir una sana relación con las personas del sexo opuesto.

c- Conductas agresivas, por lo general, cuando el padre está fuera de la familia, el niño tiende a mostrar también, insomnio, rabietas, angustia de separación por la madre, pérdida de control de esfínteres, temores, fobias entre otros.

Nadie dijo que la paternidad eran unas vacaciones en las que desocupar la responsabilidad y descansar son su punto medular. Ser padres es duro a veces, es cansado, es un ejercicio de maduración doloroso, de forma consciente, va a ser la aventura más hermosa de la vida; el hecho de estar fuera del hogar no debe impedir nunca al padre poder vivir esta aventura a plenitud y colaborar en el desarrollo socio-afectivo y educación de sus hijos.

“No me cabe concebir ninguna necesidad tan importante durante la infancia de una persona, que la necesidad de sentirse protegido por un padre” Sigmund Freud

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