viernes, 29 de junio de 2012

Importancia de la Sexualidad en la relación de pareja

Además de su función procreadora, las relaciones sexuales son una forma primaria de expresión de la vida en pareja. Una sana y buena relación sexual en pareja, es el resultado de un compromiso sensato de respeto, cuidado, afecto y fidelidad. Ya que los aspectos sexuales están íntimamente ligados a los aspectos afectivos.

El sexo adecuado y satisfactorio ayuda a unir más fuertemente a la pareja en todos los sentidos y conduce a satisfacer una necesidad básica en ambos cónyuges. En el marco de un ambiente sano es viable y preciso que tomes una condición de simpatía, afecto, complicidad y buena disposición hacia tu pareja por el hecho que te sentís persona y no objeto.

En su defecto si la pareja enfrenta alguna situación de conflicto, las resistencias derivadas de este, afectan la disposición a tener intimidad física con alguien con el cual nos se puede tener intimidad emocional.

Hay algunos problemas comunes que se pueden presentar en la pareja y que pueden afectar la vida sexual. Uno de ellos es la inapetencia sexual, donde un cónyuge muestra desinterés en el sexo y provoca confusión, enojo y hasta baja autoestima en su pareja. Esto debe erradicarse totalmente.

La inapetencia sexual debe ser combatida. Ésta se puede generar por cansancio, rutina, estrés, enfermedades, etc. Todo esto debe hablarse para encontrar una solución.

Si usted es una persona que tiene inapetencia sexual, muy probablemente su pareja no la tiene.

En este contexto lo recomendable es abordar y resolver el conflicto antes que su efecto vaya a generar tensiones mayores que puedan afectar propiamente la sexualidad.

El compromiso, el cuidado y la fidelidad en una relación de pareja seria son los mejores valores para un ambiente de estabilidad, salud emocional y sexual.

Hay ciertas causas físicas y psicológicas que pueden provocar que la relación sexual sea poco satisfactoria. Las causas físicas pueden incluir enfermedades como la diabetes, la insuficiencia cardiaca, los trastornos nerviosos o problemas hormonales. El consumo de algún tipo de droga puede afectar el deseo y la función sexual, por ejemplo, el cigarrillo puede provocar impotencia en el varón, lo mismo que el alcohol y la marihuana. Cuando hay inapetencia, falta de deseo o mal funcionamiento en lo sexual hay que ver si no hay una cuestión física que condicione esa situación.

Cuando la relación de pareja está fundamentada en el amor y el compromiso, si algún miembro de la pareja concluye que su estilo de vida le está afectando en este sentido, tendrá que cambiar este en aras de mejorar los encuentros íntimos con la pareja y que el disfrute del mismo les permita a nivel emocional y afectivo, afianzar aún más su vínculo.

De igual forma hay algunas causas psicológicas que influyen negativamente en la relación sexual, puede ser el cansancio por el trabajo y el estrés que se deriva del mismo. Hay que aprender a hacer una diferencia entre la vida profesional, la familiar y la conyugal. Es imprescindible tratar de llevar una vida serena, ya que esto ayuda a una mejor sexualidad.

Lamentablemente hay personas que, han sufrido algún ataque de tipo sexual o violación, que produjo algún trauma en el alma de la persona que impide una buena relación sexual. Esto hay que tratarlo con ayuda psicológica.


Tome en cuenta que la base de la relación de pareja, es el compromiso, el cuidado, el respeto, la fidelidad, la solidaridad, y el construir un proyecto de vida juntos. Sin duda la relación sexual mejorará como consecuencia de prestar atención a una buena vivencia afectiva.



Dra. Laura Camacho Alfaro

Licenciada en Psicología



Clínica Arvicana, Heredia.
Tel. 2560-8001

Centro Clínico Orozco, Tibás
Tél. 2241- 4053

miércoles, 27 de junio de 2012

Disciplina de los Hijos



La familia como base de la sociedad, está siendo amenazada por diversos factores internos y externos, entre ellos retos a la autoridad de los padres, influencias negativas de fetiches, padres de familia muy ocupados y comprometidos con sus trabajos, el divorcio, niños nacidos sin la presencia del padre, chichos educados por sus abuelas o bien personas de servicio, entre otras cosas.
Por tanto, los padres deben abocarse a establecer límites claros, efectivos, congruentes y además hacerlos cumplir en el seno del hogar, sin dañar la automestima de sus hijos.
Es importante que los padres de familia tengan claro que los niños no nacen con límites ni reglas disciplinarias, deben aprenderlas mediante la experiencia.
En consulta, se escucha constantemente la queja de los padres, principalmente de la madre, porque sus hijos “no le hacen caso”.  Esto las carga de una gran culpabilidad y frustración, que le afecta a nivel personal, de relación con su hijo y de dinámica familiar. 
La mayoría de las veces, el niño o joven por el cual consultan los padres, no tiene ninguna condición especial, es simplemente el reflejo de de un problema de límites mal manejados por los padres ya que son ellos los que deben ponerse límites, con respecto a la crianza de sus hijos.

¿Qué son los límites?
Es la guía que los padres dan a sus hijos en aras de orientar de forma positiva su conducta, estableciendo metas claras y reales. Esto permite la sana convivencia en le hogar.

¿Cuál es la importancia de establecer límites?
1. Todos los miembros de la familia merecen vivir una vida ordenada donde haya espacio para todo (cumplir con tareas, descanso y ratos de esparcimiento).

2. Fortalecer la conducta autodirigida y lograr el crecimiento personal del niño.

3. El hecho de disciplinar provee a la sociedad de adultos, en este caso padres y madres felices. De igual forma niños y adolescentes más felices y con mayor aceptación en sus grupos.  Favorecen la autoestima alta y positiva.

4.Los límites son necesarios para poder interactuar y vivir en sociedad.

Errores que cometen los padres
Hay algunos errores importantes que cometen los padres a la hora de fijar límites en el hogar:
1. No llegan a acuerdos antes de fijar los límites (cómo, qué, cuándo).

2.     Sentir lástima por los hijos.

3.     Padres inseguros.

4.     Padres poco asertivos.

5.     Sentir culpabilidad de marcar pautas.

6.     Falta de ver la disciplina como un elemento fundamental en la formación de la autoestima y seguridad de los hijos.

7.     Pensar que a los hijos nunca se les debe decir que no, para no dañarlos.

8. Creer erróneamente que los hijos nacen con reglas y límites establecidos.

9.     Pensar que la crianza de los hijos le compete solamente a la madre.

10.  Creer que ser un buen  proveedor le hace un excelente padre.

11.  Pensar que disciplinar le corresponde a los abuelos, cuidadores o docentes únicamente.

12.  Poner reglas solamente en lo que corresponde al estudio o solamente en lo que compete a la casa.
A parte de los anteriores hay dos importantes errores en los que los padre suelen incurrir;  sobreproteger a sus hijos o bien ser sumamente autoritarios.

¿Y si no se limita la conducta del niño?
El niño no va a desarrollar autocontrol y esto lo va a obligar a estar siempre bajo el “gobierno” de otros, en ocasiones se ven enfrentados al rechazo de sus pares.

¿Cómo establezco las reglas?

1. Señale la situación que está causando el problema, no a su hijo, no lo “etiquete”.

2. Escuche las soluciones, necesidades y alternativas de solución que se proponen.

3. Explique cuando una circunstancia es adecuada y cuando no lo es y porque.

4. Puntualice que se espera de cada persona.

5. Aclare cuál es la conducta esperada.

6.Establezca un horario para el cumplimiento de la misma.

¿Qué hago si mi hijo no respeta los límites?

Se recomienda usar el método de las consecuencias, este método se enfoca en establecer reglas claras de conducta al niño o al adolescente, posteriormente se fija para cada regla una consecuencia positiva si la cumple y una negativa si no lo hace.
Las consecuencias deben ser proporcionales, directas e inmediatas a la situación que las ha provocado.


Dra. Laura Camacho Alfaro

Clínica Arvicana, Heredia Tel. 2560-8001


martes, 26 de junio de 2012

Límites de los Padres

Te di la vida, pero no puedo vivirla por ti. Puedo enseñarte muchas cosas, pero no puedo obligarte a aprender. Puedo dirigirte, pero no responsabilizarme por lo que haces.

Puedo instruirte en lo malo y lo bueno, pero no puedo decidir por ti. Puedo darte amor, pero no puedo obligarte a aceptarlo.

Puedo enseñarte a compartir, pero no puedo forzarte a hacerlo. Puedo hablarte del respeto, pero no te puedo exigir que seas respetuoso. Puedo aconsejarte sobre las buenas amistades, pero no puedo escogértelas. Puedo educarte acerca del sexo, pero no puedo mantenerte puro.

Puedo platicarte acerca de la vida, pero no puedo edificarte una reputación. Puedo decirte que el licor es peligroso, pero no puedo decirle no por ti. Puedo advertirte acerca de las drogas, pero no puedo evitar que las uses.

Puedo exhortarte a la necesidad de tener metas altas, pero no puedo alcanzarlas por ti. Puedo enseñarte acerca de la bondad, pero no puedo obligarte a ser bondadoso. Puedo amonestarte en cuanto al pecado, pero no puedo hacerte una persona moral.

Puedo explicarte cómo vivir, pero no puedo darte vida eterna. Puedes estar seguro de que me esforzaré hasta el máximo para darte lo mejor de mi…. ¡porque te amo! Lo que hagas de tu vida, dependerá de ti, pero aún cuando siempre esté a tu lado, las decisiones las tomarás tú. Solo le pido a DIOS que te ilumine para que tomes las correctas.

La vida es el regalo que DIOS nos hace. La forma en que vivas tu vida, es el regalo que le haces a DIOS.

lunes, 25 de junio de 2012

El miedo a la oscuridad de los niños


Por JOSÉ A. RODRÍGUEZ

La implicación de los padres es fundamental para que los hijos pierdan el miedo a la oscuridad quedarse solos en su habitación con las luces apagadas. El miedo a la oscuridad de los más pequeños es uno de los motivos más frecuentes de consulta a psicólogos y psiquiatras, por ser una de las fobias más habituales entre los niños. Una nueva terapia desarrollada por investigadores españoles tiene, según estos, una gran efectividad para ayudar a los niños a superar su fobia. 

El miedo a la oscuridad se desarrolla, a menudo, a partir de los 18 meses de edad. Es muy habitual, sobre todo, entre los cuatro y los seis años. Para un niño, la oscuridad puede ser el lugar donde se ocultan los fantasmas o los monstruos que ha visto en alguna película. Se puede manifestar con berrinches o ansiedad cuando hay que ir a la cama. Incluso, algunos niños no quieren pasar la noche en casa de amigos o familiares por este motivo.

MIEDOS: EVOLUTIVOS Y DESADAPTATIVOS 

Entre los 18 meses y los ocho o nueve años de edad, el temor a la oscuridad está considerado como un miedo evolutivo, es decir, que forma parte integral del desarrollo psicológico normal del niño. La mayoría son transitorios y no dificultan la vida cotidiana del niño. La diferencia entre estos y los denominados desadaptativos es que los últimos se manifiestan con una elevada intensidad o interfieren de forma importante en el comportamiento de los niños en el entorno familiar, de amigos o en el colegio. 
Aunque a partir de los ocho o nueve años este disminuye, se calcula que cerca de un 2,3% de los niños lo mantienen. En este caso, es un miedo desadaptativo.

CONTRA EL MIEDO A LA OSCURIDAD 

Una consigna importante es no obligar al niño a enfrentarse a situaciones de oscuridad si muestra mucha resistencia a hacerlo
Según una investigación conjunta de la Universidad de Murcia y la Universidad Miguel Hernández de Elche, el tratamiento para superar el temor a la oscuridad debe realizarse en casa, con la participación activa de los padres. Para los especialistas, el factor clave es que los padres jueguen con el niño para que este se enfrente al miedo como si fuera un juego. De esta forma, dicen los expertos, se consigue que, poco a poco, el niño sienta menos aprensión a la oscuridad. 
Para llegar a esta conclusión, los investigadores realizaron un estudio con 32 niños de entre cinco y ocho años de 16 colegios de las provincias de Albacete y Murcia. Eran niños que aseguraban sentir "mucho miedo" a la oscuridad. Antes, se había descartado que sufrieran algún trastorno de ansiedad u otro problema psicológico.

EL JUEGO PARA SUPERAR EL MIEDO 

Los progenitores se reunieron con los terapeutas una vez por semana durante ocho semanas. En las primeras sesiones, que duraban 60 o 90 minutos, se les explicaba en qué consistía el miedo a la oscuridad y se les enseñaba cómo actuar con sus hijos cuando lo manifestaran. La principal consigna era que debían mostrarse valientes. De esta forma, se convertían en un modelo seguro que no reforzaba el miedo del niño. 

También enseñaban a los padres los juegos que podían realizar con sus hijos y qué hacer en el caso de que el niño se negara. En estos juegos, el niño se enfrentaba a situaciones con niveles crecientes de oscuridad y podía darse cuenta, de forma gradual y con la presencia estimulante y protectora de sus padres, de que no pasaba nada por estar sin luz. Otra consigna importante era no obligar al niño a enfrentarse a situaciones de oscuridad si mostraba mucha resistencia a hacerlo. También les instruían para que dijeran a sus hijos que se comportaban de una forma valiente y reforzar así su atrevimiento. 

Según los resultados, al finalizar el tratamiento, un 95% de los niños habían logrado superar su miedo a la oscuridad y dormían a oscuras y sin la compañía de los progenitores. Además, los investigadores aseguran que este tipo de tratamiento también tiene éxito para combatir otras fobias infantiles, como las relacionadas con los ruidos fuertes o los animales, entre otros.


LOS MIEDOS DE LOS NIÑOS

Los miedos infantiles constituyen un factor casi constante en el transcurso del crecimiento. Como señalan algunas investigaciones, entre los más frecuentes destacan el temor a la oscuridad, a los animales (sobre todo a los perros, que pueden morder), a los fantasmas, a las personas extrañas u otros monstruos de la imaginería popular. A partir de los ocho años, se desarrollan otros como el miedo a la muerte, que se puede manifestar con una preocupación excesiva del niño por su estado de salud.


Dra. Laura Camacho Alfaro


Clínica Arvicana – Heredia – Tel. 2560-8001


Centro Clínico Orozco - Tibás Tel. 2241- 4053.

viernes, 22 de junio de 2012

Estrés Laboral

De acuerdo con la rama de la psicología, el estrés suele hacer referencia a ciertos acontecimientos en los cuáles nos encontramos con situaciones que implican demandas fuertes para el individuo, que pueden agotar sus recursos de afrontamiento.

Según Selye (1956). El estrés se entiende como:

• como reacción o respuesta del individuo (cambios fisiológicos, reacciones emocionales, cambios conductuales, etc.)

• como estímulo (capaz de provocar una reacción de estrés)

• como interacción entre las características del estímulo y los recursos del individuo.

La Organización Mundial de la Salud (1.994), define el estrés como el "conjunto de reacciones fisiológicas que preparan el organismo para la acción". Si aplicamos el concepto al ámbito de trabajo de los individuos podríamos ajustar la definición de estrés como "el desequilibrio percibido entre las demandas profesionales y la capacidad de la persona para llevarlas a cabo".

Como vemos, hay diversas definiciones de estrés, lo que si tenemos claro es que se da, que las causas con varias y efectivamente pueden afectar nuestra interacción a nivel social, familiar, pero sobre todo laboral. Es en el lugar de trabajo, donde pasamos la mayor parte de nuestro tiempo, por ende es importante que no sintamos cómodos con las condiciones que nos rodean.

El tratamiento de las enfermedades por estrés laboral deberá siempre dirigirse a erradicarlo a través de controlar los factores o las fuerzas causales del mismo. El criterio general que pretende curar la enfermedad en forma aislada mediante tratamiento paliativo de las alteraciones emocionales o reparación de las lesiones orgánicas es sumamente simplista, limitado y poco racional. Así, el tratamiento contra el estrés deberá ser preventivo y deberá lograrse ejerciendo las acciones necesarias para modificar los procesos causales.

DESENCADENANTES DEL ESTRÉS LABORAL:

• Sobrecarga laboral: que representa la asignación excesiva de actividades a un trabajador.

• Relaciones Interpersonales: en un empleado, es la interacción cotidiana que tiene lugar diariamente entre los miembros de un grupo de trabajo, miembros de un mismo departamento o miembros de una empresa.

• Conflicto de roles: acontece cuando una persona de su medio ambiente de trabajo le comunica unas ciertas expectativas de cómo él debería comportarse, y esta expectativa dificulta o imposibilita cumplir con otra.

Tipos de conflictos de roles:

• Intra – demandante: Es cuando el supervisor o una persona que dirige, comunica expectativas incompatibles e incongruentes entre sí.

• Inter – demandante: Ocurre cuando dos o más personas comunican expectativas de rol incompatibles.

• Conflicto persona- rol: Cuando una incompatibilidad entre los valores de un individuo o sus creencias y las expectativas. Esta forma de conflicto pone al individuo en directa oposición a las conductas que otros esperan.

• Conflicto inter-rol: Sucede cuando los requerimientos de un rol son incompatibles por la misma persona.

• Antigüedad del rol: Sucede cuando hay una inadecuada información sobre el rol esperado. Dicha información es poco clara y confusa acerca de las expectativas del rol (conductas), así como también cuando hay confusión en cuanto cuales son las conductas de las que dispone el sujeto para satisfacer las expectativas del rol y poca certeza acerca de las consecuencias de ciertas conductas rol.

• Interferencia en el desempeño que son aquellos obstáculos organizacionales que impiden o dificultan el cumplimiento de las actividades de un trabajador.
CONSECUENCIAS DEL ESTRÉS LABORAL:

1. Algunas consecuencias del estrés laboral a nivel individual son: (Cano, 2002)

a. A nivel cognitivo-subjetivo:

• Preocupación.
• Temor.
• Inseguridad.
• Dificultad para decidir.
• Miedo.
• Pensamientos negativos sobre uno mismo.
• Pensamientos negativos sobre nuestra actuación ante los otros.
• Temor a que se den cuenta de nuestras dificultades.
• Temor a la pérdida del control.
• Dificultades para pensar, estudiar, o concentrarse, etc.

b. A nivel fisiológico:

• Sudoración.
• Tensión muscular.
• Palpitaciones.
• Taquicardia.
• Temblor.
• Molestias en el estómago, otras molestias gástricas.
• Dificultades respiratorias.
• Sequedad de boca.
• Dificultades para tragar.
• Dolores de cabeza.
• Mareo.
• Náuseas.
• Tiritar, etc.

c. A nivel motor u observable:

• Evitación de situaciones temidas.
• Fumar, comer o beber en exceso.
• Intranquilidad motora (movimientos repetitivos, rascarse, tocarse, etc.).
• Ir de un lado para otro sin una finalidad concreta.
• Tartamudear.
• Llorar.
• Quedarse paralizado, etc.



2. A nivel laboral:

• Elevado absentismo.
• Frecuentes incapacidades.
• Rotación elevada de los puestos de trabajo
• Aumento de la siniestralidad.
• Dificultades de relación.
• Mediocre calidad de productos y servicios.
Normas básicas para prevenir el estrés

Algunas medidas preventivas son:(Banchs, 1997)

• Facilitar una descripción clara del trabajo que hay que realizar, de los medios materiales de que se dispone y de las responsabilidades.

• Asegurarse de que las tareas sean compatibles con las capacidades y recursos de los individuos.

• Controlar la carga de trabajo.

• Establecer rotación de tareas y funciones en actividades monótonas y en las que entrañan una exigencia de producción muy elevada.

• Proporcionar el tiempo que sea necesario para realizar la tarea de forma satisfactoria, evitando prisas y plazos de entrega ajustados.

• Favorecer iniciativas de los individuos en cuanto al control y el modo de ejercer su actividad.

• Explicar la función que tienen el trabajo de cada individuo en relación con toda la organización.

• Diseñar horarios laborales que no entren en conflicto con las responsabilidades no relacionadas con el trabajo.

• Evitar ambigüedades en cuestiones como la duración del contrato de trabajo y el desarrollo de la promoción profesional.

• Fomentar la participación y la comunicación en la empresa a través de los canales que sean más idóneos para cada organización.

La prevención y atención del estrés laboral constituyen un gran reto, los criterios para contrarrestarlo deberán ser organizacionales y personales.

“Una máquina puede hacer el trabajo de 50 hombres corrientes… Pero no existe ninguna máquina que pueda hacer el trabajo de un hombre extraordinario” Elbert Hubbard

lunes, 18 de junio de 2012

Como se expresan las emociones.


Por: Nuria Llavina Rubio

¿Es lo mismo una cara de enfado en una persona de origen oriental que en una de origen occidental? Según una de las hipótesis más aceptadas en biología y ciencias sociales, debería serlo. No obstante, parece que la manifestación y la intensidad de las seis emociones básicas (alegría, sorpresa, repugnancia, ira, miedo y tristeza) no serían tan universales como se ha creído hasta ahora. Los resultados de un estudio realizado en Reino Unido muestran que podrían percibirse de manera diferente en función de la cultura de la persona.

El estudio ha llegado a la conclusión de que la expresión de las emociones podría no ser una cuestión innata, sino más bien cultural. En otras palabras, abrir bien los ojos y la boca en la otra punta del mundo puede servir de bien poco si los habitantes de ese lugar no saben identificar la expresión facial de sorpresa. 

Estas conclusiones contradicen la hipótesis más aceptada en biología y ciencias sociales desde que Darwin escribiera 'La expresión de las emociones en el hombre y en los animales', en 1872. En él, establecía que las expresiones faciales de las seis emociones básicas (alegría, sorpresa, repugnancia, ira, miedo y tristeza) son universales e innatas. 

Las personas de origen occidental distinguen las seis emociones básicas, mientras que los orientales superponen algunas de ellas 

El estudio, publicado en la revista “Proceedings of the National Academy of Sciences”, investigadores del Instituto de Neurociencias y Psicología de la Universidad de Glasgow (Reino Unido) señalan que la comunicación de las emociones ha evolucionado y mejorado, en el contexto de interacción social. En el trabajo contaron con participantes occidentales y orientales. Los primeros distinguían las seis emociones básicas, mientras que los orientales superponían algunas de ellas. 

Los orientales confundieron sobre todo la sorpresa, el miedo, el asco y la ira. La explicación podría estar en que estos tienden a fijarse en los ojos para reconocer el grado de alegría, miedo, repugnancia e ira en una persona. Los occidentales, en cambio, deducen la magnitud de la emoción por otros músculos faciales, sobre todo, los relacionados con la expresión de la boca. 

Ojos y boca, centro de las emociones 

Los miembros de una misma familia muestran gestos parecidos de alegría, enfado o tristeza 

A esta conclusión llegaron los mismos científicos hace unos años, en un trabajo que en ese momento publicaron en la revista “Current Biology”. A consecuencia de ello, los nipones pueden caer en más malentendidos, puesto que ante un rostro mínimamente ambiguo suelen confundirse en gran parte de las ocasiones. Para constatar su hipótesis, en el estudio reciente, los investigadores contemplaron un elemento contemporáneo: los emoticonos, una secuencia de caracteres que, en un principio, representan una cara humana y se utilizan para expresar emociones en el correo electrónico, foros, SMS y en los chats. 

Los autores recordaron que esta diferenciación cultural en la manera de interpretar las caras entre occidentales y asiáticos también se ve en los emoticonos: los asiáticos ofrecen rasgos mucho más marcados en la parte superior de la cara, sobre todo en los ojos, mientras que los occidentales subrayan la parte inferior, sobre todo la boca. 

Las emociones: ¿culturales o innatas?

El ámbito de las emociones no es una ciencia exacta. Desde Darwin, el estudio de las expresiones universales ha preocupado a la comunidad científica, entre los que destacan Paul Ekman, psicólogo pionero en el estudio de las emociones y su relación con la expresión facial, y Ray Birdwhistell, antropólogo fundador de la kinésica o la interpretación de los movimientos corporales. Ekman considera que, en efecto, hay gestos universales: las personas de todo el mundo se ríen cuando están alegres o quieren parecerlo, y fruncen el ceño cuando están enojados o pretenden estarlo. El papel de la cultura es disimularlos, exagerarlos, ocultarlos o suprimirlos por completo. Birdwhistell, en cambio, sostiene que a pesar de que algunas expresiones anatómicas son similares en todas las personas, el significado difiere según la cultura a la que pertenezcan. 

Igual que Ekman, la mayor parte de los científicos considera que, como mínimo, algunas expresiones sí son universales. La prueba más citada por quienes sostienen tal afirmación es el estudio realizado en niños ciegos de nacimiento. Se ha comprobado que todos los recién nacidos expresan una especie de sonrisa a partir de las cinco semanas de vida, incluso si son ciegos. Los niños ciegos de nacimiento también ríen, lloran, fruncen el ceño y adoptan expresiones típicas de ira, temor o trsiteza.  

Otro estudio, publicado en la revista “Journal of Personality and Social Psychology” y realizado por investigadores de la Universidad de San Francisco (EE.UU.), se centró en deportistas paralímpicos ciegos de nacimiento. 

En el momento de recoger las medallas, un 85% de los ganadores mostró sonrisas sociales, que se basan en usar solo los músculos de alrededor de la boca (la sonrisa verdadera hace que los ojos brillen y se entrecierren, mientras los pómulos suben). Por último, una investigación llevada a cabo por la Universidad de Haifa (Israel, 2006) aseguraba que las caras de alegría, enfado o tristeza pueden heredarse y que los miembros de una misma familia muestran gestos parecidos. La mayor correlación, además, se da con las emociones negativas. 

EMOCIONES Y EXPRESIONES FACIALES UNIVERSALES

Pau Ekman definió seis gestos universales, aunque años más tarde los amplió a 17. Estos fueron los primeros:
  • Alegría: se produce mediante la contracción del músculo que va del pómulo al labio superior y del orbicular que rodea al ojo. Las mejillas se elevan.

  • Tristeza: se manifiesta cuando los párpados superiores caen y las cejas se angulan hacia arriba. El entrecejo se arruga y los labios se estiran de forma horizontal.

  • Ira: mirada fija, cejas juntas y hacia abajo y tendencia a apretar los dientes.

  • Sorpresa: los párpados superiores suben, pero los inferiores no están tensos. La mandíbula suele caer.

  • Asco: ligera contracción del músculo que frunce la nariz y estrecha los ojos. El gesto de la nariz arrugada es simultáneo al de la elevación del labio superior.

  • Miedo: sigue a la sorpresa. Párpados superiores elevados al máximo e inferiores tensos. Las cejas levantadas se acercan. Los labios se alargan hacia atrás. 

"Como las emociones son estados mentales, el método para manejarlas debe venir de adentro nuestro. No existe otra alternativa. No pueden ser liberadas por técnicas externas"
                                                                                                Dalai Lama                
                                                                                            
 

viernes, 15 de junio de 2012

La Importancia del Padre en la psicología del niño

En la actualidad, enfrentamos la falta de tiempo de los padres en la crianza y educación de sus hijos, este fenómeno lo vemos principalmente con el padre de familia, por tanto se hace imprescindible reflexionar sobre éste en el ceno del hogar y su aporte al desarrollo de sus pequeños.

Se habla mucho de la importancia de la mujer como esposa, como madre, como trabajadora, como responsable de la vida pública... En cambio, se habla poco del varón como esposo, como padre, como trabajador, etc.

Si, ser madre no es fácil, pero ser padre tampoco. Las dos figuras están unidas de modo inseparable: no puede haber madre sin padre, ni padre sin madre. Y ni mamá puede ser papá y mamá; ni papá puede tampoco cumplir ambos roles en la vida de un infante. Se es uno o se es otro.

El embarazo, ciertamente, es una aventura sobre todo para la mujer. En esa travesía la nueva madre, llevará con más alegría y confianza el peso y las alegrías de esos 9 meses si su pareja está allí, tierno, fiel, servicial, dispuesto incluso a cocinar y a lavar los platos...
Hoy sabemos que en las últimas etapas del embarazo el niño se orienta en el útero de un modo o de otro según escuche a mamá o a papá. El feto percibe si la voz del padre es tensa o polémica, o si es cariñosa y confortante, y su psicología queda ya marcada por estas primeras experiencias prenatales.

Si antes de nacer el padre entra en la vida del niño, su influjo se hace enorme, aunque no se dé cuenta, cuando el bebé es todavía un montón de ropa y un poquito de carne y ojos... Papá será visto como el buen amigo de mamá, una fuente de paz y de alegría, un rostro sonriente, unos bigotes o unas mejillas agradables, una mirada llena de cariño. Sin saberlo, el padre confirma el mensaje constante que toda madre da a su bebé: la vida es hermosa si nos aman... Algunos padres se quejan de que en los primeros meses de vida del niño, han perdido parte del cariño de su pareja.

Es normal que la mujer se “vuelque” sobre el bebé que ha llevado durante meses tan cerca de su corazón. En este momento papá lejos de sentir celos debe de involucrarse más en el cuidado no solo de su pareja, sino también del bebé. De este modo, la mujer, que se siente más liberada, puede dedicar el tiempo ahorrado en el niño, para “invertirlo” como cariño hacia el “esposo celoso”.

Posteriormente, en toda la vida infantil, el padre tiene un papel imprescindible. No es bueno que le deje a su mujer todo el peso de la formación del niño. Es justo recordar, que el padre no tiene que asumir un papel “unisex”, como si diese lo mismo ser madre o ser padre. El niño necesita dos modelos distintos.

Percibe la diferencia entre papá y mamá, diferencia que ayuda a desarrollar una sana psicología. De este modo, si encuentra en casa a padres (papá y mamá) bien definidos, que saben vivir en un clima de respeto y de cariño como soñamos en cualquier matrimonio feliz, le resultará mucho más fácil integrarse en el mundo de los mayores en ese binomio hombre-mujer que es la raíz del amor de los esposos y que ha permitido el nacimiento de cada uno de nosotros.

Resulta obvio que el padre tiene que “aparecer por casa” para poder ser modelo. Un padre que todo el día está fuera, que vive para su trabajo, que se “realiza” en sus éxitos profesionales o, por desgracia, en sus diversiones y sus hobbies extra familiares, no podrá ser modelo: será sólo un satélite que los hijos ven llegar y salir con más o menos velocidad. Un padre invisible es poco “padre”... El trabajo es importante, pero es mucho más importante el tiempo dedicado a la familia. Desde luego, esto vale también para la mujer en aquellas sociedades en las que el trabajo profesional puede no dejarle casi tiempo para estar en casa con los hijos.

Lamentablemente es común escuchar comentarios de los hijos tales como:

• ¡Papá llega muy tarde a casa!

• ¡Papá no me ha firmado aún la nota que debo entregar en la escuela!

• ¡Cuando papá está molesto grita y rompe cosas!

Tomando en cuanta lo anterior podemos determinar que estar en casa no basta. El tiempo que se pasa con la familia tiene que ser “de calidad”. Los niños notan enseguida si sus padres se quieren, o si se han convertido en rivales. Cuando al llegar a casa el padre contradice a la madre, o la madre les susurra a los niños: “cuando se vaya papá, haremos lo que yo diga”, se comprende que un grave naufragio amenaza a toda la familia.

En la educación del niño resulta importante, además, que la autoridad de los padres sea algo compartido. Si la madre permanece normalmente en casa (y esto no es discriminarla), el niño tiene que ver reflejado en el padre todo lo que ella le va enseñando: espíritu de trabajo, sinceridad, alegría, diálogo, capacidad de perdonar.

De nada sirve decir “no pongas los pies sobre la mesa” si luego llega papá y pone sus “lindos” zapatos sobre la mesa de la discordia. Por lo mismo, el diálogo entre la pareja es fundamental.

Resulta triste la vida de familia cuando los hijos pueden aprovechar la guerra civil entre los padres para conseguir lo que quieran con ella o con él.

Si los dos trabajan, ¡qué importante es que pueda haber siempre uno en casa! Y mucho más importante es que haya momentos en que estén los dos al mismo tiempo.

Tanto para el niño como para la niña, la figura paterna es sumamente importante y va a determinar el curso de su vida de acuerdo a como haya sido la interacción con este.

Consecuencias de la ausencia de la figura paterna:

a- Pérdida de contacto afectivo con los hijos, la comunicación con el padre, compartir, jugar es fundamental en el construcción del aparato psíquico del niño y por supuesto del desarrollo y curso de su autoestima.

b- Pérdida de la dinámica familiar, imprescindible para que el niño forme su propio concepto de familia, el ejemplo que el niño reciba del padre en este punto, le va a permitir una sana relación con las personas del sexo opuesto.

c- Conductas agresivas, por lo general, cuando el padre está fuera de la familia, el niño tiende a mostrar también, insomnio, rabietas, angustia de separación por la madre, pérdida de control de esfínteres, temores, fobias entre otros.

Nadie dijo que la paternidad eran unas vacaciones en las que desocupar la responsabilidad y descansar son su punto medular. Ser padres es duro a veces, es cansado, es un ejercicio de maduración doloroso, de forma consciente, va a ser la aventura más hermosa de la vida; el hecho de estar fuera del hogar no debe impedir nunca al padre poder vivir esta aventura a plenitud y colaborar en el desarrollo socio-afectivo y educación de sus hijos.

“No me cabe concebir ninguna necesidad tan importante durante la infancia de una persona, que la necesidad de sentirse protegido por un padre” Sigmund Freud

miércoles, 13 de junio de 2012

Carta de un Hijo a sus Padres


  • No me des todo lo que pido. A veces sólo pido para ver hasta cuánto puedo coger.
  • No me grites. Te respeto menos cuando lo haces, y me enseñas a gritar a mí también, y yo no quiero hacerlo.
  • No me des siempre órdenes. Si en vez de órdenes a veces me pidieras las cosas, yo lo haría más rápido y con más gusto. 
  • Cumple las promesas, buenas o malas. Si me prometes un premio dámelo, pero también si es castigo. 
  • No me compares con nadie, especialmente con mi hermano o hermana. Si tú me haces lucir mejor con los demás, alguien va a sufrir, y si me haces lucir peor que los demás, seré yo quien sufra. 
  • No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer, decide y mantén esa decisión. 
  • Déjame valerme por mí mismo, si tú haces todo por mí, yo nunca podré aprender. 
  • No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga por tí, aunque sea para sacarte de un apuro, me haces sentir mal y perder la fe en lo que me dices. 
  • Cuando yo hago algo malo, no me exijas que te diga el "por qué" lo hice. A veces ni yo mismo sé. 
  • Cuando estás equivocado en algo, admítelo y crecerá la opinión que yo tengo de tí y me enseñarás a admitir mis equivocaciones también. 
  • No me digas que haga una cosa y tú no la haces. 
  • Yo aprenderé y seré siempre lo que tú hagas aunque no lo digas. Pero nunca haré lo que tú digas y no lo hagas. 
  • Enséñame a amar y a conocer a Dios, no importa si en el colegio me quieren enseñar, porque de nada vale, si yo veo que tú ni conoces ni amas a Dios. 
  • Cuando te cuente un problema mío no me digas: "No tengo tiempo para boberías" o "eso no tiene importancia", trata de comprenderme y ayudarme. 
  • Quiéreme y dímelo. A mí me gusta oírtelo decir aunque tú no creas necesario decírmelo. 

La Autoestima de los Hijos


¿Qué es la autoestima?
Autoestima es aquella imagen que formamos de nosotros mismos, a esta imagen podemos darle un valor, ya sea positivo o negativo.
Lo anterior va a derivar de nuestras experiencias con nuestros padres, hermanos, amigos cercanos, maestros, profesores y la sociedad en general.
Todos construimos una imagen propia, esto es ineludible, ya sea mi imagen como padre, como esposa, como estudiante, como novia, como trabajador, entre otras.  De la misma manera, el niño va formando su propia imagen;  como estudiante, como amigo, como hijo.  Por tanto y como se explica, no hay un solo tipo de autoestima.
La autoestima no es algo genético, no es algo que traemos al nacer, es una construcción que vamos gestando a partir de nuestras diversas experiencias e interacciones con el entorno.  La buena noticia, es que al ser algo que construimos, que aprendemos, es una circunstancia que pude ser modificada, lo que indica que no necesariamente una persona va a tener su autoestima baja toda su vida y viceversa.
Es normal que algunas circunstancias o el paso por las diferentes etapas de nuestra vida puedan desestabilizar nuestra autoestima, un ejemplo muy claro, es la etapa de la adolescencia.
Los primeros cuatro años de vida y la adolescencia, son periodos críticos en la formación de la autoestima del ser humano.
Se puede analizar la autoestima en tres diferentes dimensiones: 
  • El nivel: se refiere a si esta es alta o baja.
  • El valor/dirección: hace énfasis en si es positiva o negativa.
  • El contexto: tiene que ver con la formación, contexto social y cómo influye.
 
Cuando nos referimos al tema de autoestima, no basta con hacer referencia a si es alta o baja, es necesario también tener claro si esta es positiva o negativa.  Lo ideal es que las personas tengan una autoestima alta y positiva.  Algunos estudios revelan que los delincuentes tienen autoestima alta, pero negativa.

Formación de la autoestima:
Vas a depender de las diferentes experiencias que acumulemos en la interacción con nuestros padres, amigos, hermanos, familia, escuela, maestros y demás. 
·      Entre los 0 y los 2 años (primera infancia): Empezamos con algo tan sencillo, tan natural y primario, como el contacto físico. Cuanto más contacto con el bebé hay un mejor crecimiento y desarrollo, estimulamos sus sentidos y se sienten queridos. Los ambientes distantes, las relaciones frías, y no digamos ya las hostiles, provocan niños más inestables y que “se quieren” menos. Tocar al bebé es clave para su desarrollo, y una fuente de beneficios para todos.
 
·      En los niños de 2 a 6 años (segunda infancia):   La autoestima se basa especialmente, en su percepción de aceptación por parte de sus padres y en menor medida de sus iguales.  Los padres desempeñan la función de ser espejos de sus hijos en su autovaloración de sí mismos.  Por eso, es importante que las correcciones se hagan sobre la acción y no sobre la persona, evitando calificaciones personales.  Es más positivo decide: ” Tu cuarto esta desordenado ” que sos un desordenado”, ” Hoy llegaste a tiempo” en vez de decirle “sos un impuntual”.  Esto es importante porque si las personas más significativas son sus padres y ellos son el espejo donde él se mira y estos padres continuamente lo califican en negativo, es probable que el niño se vea como un desordenado, impuntual, inútil, malo y no digno de afecto.
 
·      Entre los 6 y 12 años (tercera infancia): En la formación de la autoestima entran otras dimensiones como: el aspecto y la competencia física, la competencia académica y la competencia social.  El entorno social del niño se amplia y aparecen nuevas figuras significativas:  sus maestros y compañeros de escuela.  Sin embargo los padres o tutores siguen jugando un papel fundamental en el proceso educativo del niño en edad escolar, desde el punto de vista del desarrollo de su autoestima, auto control y sentido de trascendencia.
 
¿Quiere que su hijo desarrolle una autoestima alta y positiva?
  • Revise su propia autoestima, lo que la ha favorecido u obstaculizado. 

  • Ante su hijo y lejos de él sea siempre veraz y genuino. 

  • Comparta su valioso tiempo con su hijo. 

  • Acepte a su hijo como es y no como usted cree que debería ser. 

  • Háblele en forma positiva. 

  • Evite gritarle, si está muy molesto (a), retírese.

  • Respete a su hijo: escúchele con interés, mírelo cuando Ie habla, deje lo que está haciendo o dígale que en ese momento no puede prestar la atención que se merece, que espere un momento.

  • No lo etiquete: censure la conducta no al niño o joven. 

  • Demuestre confianza en él, de modo que pueda creer en sí mismo.

  • Dele responsabilidades para que tenga oportunidad de desarrollar sus capacidades.

  • No lo sobreproteja, no lo supla. Ayúdelo. No lo deje hacer cosas que están por encima de su capacidad.

  • Evite compararlo con sus compañeros, amigos, hermanos o primos. 

  • No interfiera cuando esté tratando de resolver el solo un problema. Deje que se equivoque.

  • Ante un pedido de permiso explique el porqué si y el porqué no. 

  • Enfatice sus progresos y habilidades: estimular es más importante que elogiar. EI estimulo fomenta la cooperación, el elogio, la recompensa.

  • Reconozca y valorice sus esfuerzos y no solo sus logros finales. 

  • No lo avergüence en público. Si debe corregirlo, hágalo en privado, no frente a sus hermanos y amigos.
 
“El amor a uno mismo es el punto de partida del crecimiento de la persona que siente el valor de hacerse responsable de su propia existencia”   
Viktor Frankl
 
 
Dra. Laura Camacho Alfaro
Licenciada en Psicología
Clínica Arvicana
Tél. 2560-8001