Por Isabel Allende
“Por culpa del azar o de un desliz, cualquier
mujer puede convertirse en madre.
Dios
la ha dotado a mansalva del “instinto maternal” con la finalidad de preservar
la especie.
Si no fuera por eso, lo que ella haría al ver a esa criatura minúscula, arrugada y chillona, sería arrojarla a la basura.
Si no fuera por eso, lo que ella haría al ver a esa criatura minúscula, arrugada y chillona, sería arrojarla a la basura.
Pero
gracias al “instinto maternal” la mira embobada, la encuentra preciosa y se
dispone a cuidarla gratis hasta que cumpla por lo menos 21 años.
Ser
madre es considerar que es mucho más noble sonar narices y lavar pañales, que
terminar los estudios, triunfar en una carrera o mantenerse delgada.
Es
ejercer la vocación sin descanso, siempre con la cantaleta de que se laven los
dientes, se acuesten temprano, saquen buenas notas, no fumen, tomen leche…
Es preocuparse de las
vacunas, la limpieza de las orejas, los estudios, las palabrotas, los novios y
las novias; sin ofenderse cuando la mandan a callar o le tiran la puerta en las
narices, porque no están en nada..
Es
quedarse desvelada esperando que vuelva la hija de la fiesta y, cuando llega
hacerse la dormida para no fastidiar.
Es
temblar cuando el hijo aprende a manejar, anda en moto, se afeita, se enamora,
presenta exámenes o le sacan las amígdalas.
Es
llorar cuando ve a los niños contentos y apretar los dientes y sonreír cuando
los ve sufriendo.
Es
servir de niñera, maestra, chofer, cocinera, lavandera, médico, policía,
confesor y mecánico, sin cobrar sueldo alguno.
Es
entregar su amor y su tiempo sin esperar que se lo agradezcan. Es decir que
“son cosas de la edad” cuando la mandan al carrizo.
Madre
es alguien que nos quiere y nos cuida todos los días de su vida y que llora de
emoción porque uno se acuerda de ella una vez al año: el Día de la Madre.
El
peor defecto que tienen las madres es que se mueren antes de que uno alcance a
retribuirles parte de lo que han hecho.
Lo
dejan a uno desvalido, culpable e irremisiblemente huérfano.
Por
suerte hay una sola. Porque nadie aguantaría el dolor de perderla dos veces.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario