jueves, 30 de agosto de 2012


¿Padre, madre, mejores amigos?
La amistad, no es una concesión gratuita, la amistad se gana.  Esta frase viene a debatir lo que muchos progenitores piensan, que por tener el privilegio y la autoridad de ser  padre y madre de su hijo ya pueden ser amigos o en caso extremo los mejores amigos de estos.

Los padres, efectivamente son los primeros amigos de los niños, con quienes comparten juegos, historias, fantasías, ratos de cine y conversaciones sobre el diario vivir.  No obstante conforme los niños van creciendo esto va cambiando.

La amistad como tal no se da entre padres e hijos, se da entre pares, lo anterior por una sencilla razón, los hijos en edades tempranas, suelen confiar a sus progenitores sus problemas y experiencias, no obstante los padres no cuentas sus intimidades, inconvenientes, experiencias a sus hijos.  Por tanto, no hay retroalimentación, no hay intercambio de información a este nivel de confianza.

Aunque el padre de familia confiara a sus hijos sus situaciones adversas, este no está en capacidad de analizar, asimilar y mucho menos solucionar este tipo de situaciones, por el contrario emocionalmente el niño, el joven, necesitan del amparo, seguridad, protección, entre otros elementos que van a fortalecer su personalidad en formación.

El infante necesita su dosis de autoridad y es función de los padre suministrarla, con amor, sin violentas los derechos de este.  Sus controles internos están en pleno desarrollo, para poder encausar de forma correcta estos y poder más adelante discriminar lo que está bien, lo que no y lograr tomar las mejores decisiones con respecto a sí mismo, sus pares y la sociedad en común.

El cambio en la jerarquía social que se viene gestando desde hace algunos años, ha permitido un mayor acercamiento entre padre e hijos, permitiendo una relación más sana, afectuosa y auténtica.  No obstante el padre de familia debe tener cuidado de no cruzar esa línea y pasar a convertirse en el “compinche de su hijo”, lo cual lesionaría su seguridad, autonomía, la confianza en la relación y en sí mismo.
¿Porqué un amigo si puede convertirse en mejor amigo se mi hijo?
 
Es factible que esto suceda u fluya con toda naturalidad ya que los amigos comparten la misma edad, sus miedos, sus angustias, sus temores, sus inquietudes, sus gustos por la música, la moda, el cine, los video juegos, la tecnología y hasta la crítica por sus padre.
¿Pueden los padres de familia convertirse en amigos de su hijo?
Sí es posible, va a depender de la cantidad y calidad de tiempo que les dediquemos a nuestros hijos;  no de la informalidad de la relación o bien, de tener control de todas sus actividades.
¿Cómo puedo fortalecer los lazos de amistad con mi hijo?
Empiece hoy a fortalecerlos, no espere a mañana, puede no ser productivo el intento, implemente lo siguiente:
  • Instaure rutinas con su bebé desde que nace, maneje horarios para el baño, sueño, alimentación, momentos de juego y de caricias.
  • Ponga límites firmes y cúmplalos.
  • Dele seguridad afectiva.
  • Promueva la autonomía.
  • Motive, elogie.
  • Conozca su temperamento, pero también hágale saber cuándo se equivoca.
  • Pida disculpas, usted es padre/madre, pero ante todo es humano.  Disculparse y aceptar un erro no es sinónimo de debilidad es una muestra de amor y de respeto.
  • Prevenga situaciones de riesgo.
  • Respete la diferencia generacional.
  • Respete las diferencias entre intereses y motivaciones.
  • Procure respetar la diferencia de gustos en el manejo de imagen.
  • Suscite el diálogo, no sermones, no monólogos… Dialogue!
  • Dedícale tiempo, hagan cosas juntos, proponte conocerlo, es importante estimular, valorar sus ideas, acompañarlo en sus emociones, levantar su ánimo cuando así lo requiera.

“Que mis hijos hasta los diez años me reverencien, hasta los veinte años me respeten y hasta la muerte me amen” Proverbio chino.

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