jueves, 26 de julio de 2012

¿Hasta cuándo deben de permanecer los hijos adultos en casa?

Muchos padres llevan a consulta esta pregunta: ¿Hasta cuándo deben permanecer sus hijos adultos en casa? En realidad no hay un tiempo real para poder tomar este tipo de decisión y muchas veces, debido a factores culturales y de orden económico de nuestro país no es probable que este cambio se de en edades tempranas de la etapa adulta ...joven.
Actualmente, hay factores que inciden en que día con día sean menos los jóvenes que apunten a tener una independencia total de los padres. Al igual que se ha dado en otras épocas, son mayormente las mujeres quienes toman de forma más temprana la decisión de salir de casa y tomar “las riendas” de su vida, lejos de la opinión de sus progenitores.
Crecer, ser adulto, implica estar a cargo de nosotros mismos en las cosas mayores como el proyecto de vida a futuro, la profesión, vida laboral, las finanzas y también en las cosas pequeñas como lo doméstico que incluye comida, ropa, vivienda entre otras cosas.
Los factores que en la actualidad están retrasando la salida de los jóvenes del entorno familiar son:
a- Las carreras universitarias se prolongan en el tiempo más que en otras épocas.
b- No hay estabilidad laboral en el país.
c- Salarios no competitivos en el mercado.
d- Costo de alquileres altos.
e- Trámites para adquirir vivienda son engorrosos y solicitan salarios muy altos tanto para solicitantes como para fiadores.
Analizando estos elementos, podemos denotar que estos componentes externos si afectan enormemente la salida de nuestros hijos de casa en aras de hacer vida independiente lejos del hogar. Por tanto no podemos abocarnos a establecer plazos o poner una expectativa muy alta en cuanto a este tema en particular.
Como vemos, aunque su hijo esté cursando una brillante carrera universitaria, su futuro no es muy halagüeño ya que las condiciones laborales que ofrece al país en cuanto a la oferta y demanda y profesionales, los salarios poco competitivos y la inestabilidad laboral, no contribuyen a que nuestros adultos jóvenes den ese paso tan importante, tanto para ellos como para los padres de familia.
Otros factores que pueden incidir en la salida de los hijos adultos de casa; se refieren a los patrones tradicionales donde los hijos y las hijas salen del hogar sólo si se van a unir a una pareja; también los padres fomentan la dependencia ya que muchas veces es esto lo que los mantiene a su pareja.

Algunas estrategias útiles para afrontar esta situación familiar:
• Es importante mantener una comunicación abierta y sincera entre padres e hijos.

• Establecer límites claro en cuanto a aporte económico, tareas asignadas y horarios.

• Crear un buen nivel de diálogo ya que proporcionará una alta calidad de convivencia.

• Ser flexible y reconocer las distintas opiniones aunque sean diferentes a las propias.

• Compartir expectativas, esperanzas y preocupaciones.

• Procurar respetar los espacios individuales.

• Cumplir unas mínimas normas de convivencia que habrá que negociar.

• No establecer diferencias entre hijos e hijas a la hora de colaborar en las tareas domésticas.

• Es bueno que los hijos e hijas que trabajan contribuyan con la economía familiar.

En conclusión, aunque la condición biológica de los padres continúa durante toda la vida, es necesario que su rol como tales cese en cierto momento. Es oportuno, que los padres se jubilen de dicho rol y que se vinculen con sus hijos como iguales.
Puesto que las relaciones entre padres e hijos adultos se mantienen a lo largo del tiempo, conservar lazos intergeneracionales sanos, hará posible el acceso a un mayor conocimiento y aprecio mutuos.
Por lo tanto, el objetivo principal es mejorar la convivencia y el entendimiento entre los distintos miembros de la familia, ya que pueden resultar muy beneficiosos en aspectos tan importantes como la cooperación económica, el respaldo social y el apoyo emocional.

Clínica Arvinaca, Heredia.
Tél. 2560-8001

Centro Clínico Orozco, Tibás
Tél. 2236-5036

martes, 17 de julio de 2012


Reflexión

 De padre a hijo

Y cuando se hizo grande, su padre le dijo:

-Hijo mío, no todos nacen con alas. Y si bien es cierto que no tienes obligación de volar, opino que sería penoso que te limitaras a caminar teniendo las alas que el buen Dios te ha dado.

-Pero yo  no sé volar,  contestó el hijo.

- Ven, dijo el padre.

Lo tomó de la mano, y caminando lo llevó al borde del abismo en la montaña.

- Ves hijo, este es el vacío. Cuando quieras podrás volar. Solo debes pararte aquí, respirar profundo, y saltar al abismo. Una vez en el aire extenderás las alas y volarás…

Clínica Arvicana 2560-8001
Centro Clínico Orozco: 2236- 5036

jueves, 5 de julio de 2012

Las cargas de mi bulto

Por un dolor muy fuerte en la espalda de mi alma, decidí chequear con qué es que cargo el bulto con el que todos los días salgo a trabajar, a conversar, a tomar café, a recoger a mi hija, en fin a vivir. Sentía que la espalda se me partía en dos y ya no aguantaba más porque ni las compresitas de calor que me daban las tardes de sábados durmiendo me aliviaban. Sentada en el sillón de la sala de mi casa, muy en serio dije "Hasta aquí".

Empezó el chequeo. Lo primero que saqué pesaba demasiado. Era un calendario tallado en piedra con doce mujeres perfectas que me recordaban todo lo que yo no era: las curvas, los dientes, los ojos, la nariz, los senos, las caderas, el estómago...no celulitis, no estrías, no mondongos, no arrugas, no, no, no yo!! Una por una las pegué contra el suelo y el bulto de viaje quedó más liviano. Bueno, más o menos, porque en la emoción del chequeo, saqué una cosa que ni me imaginaba que había conservado.

Eran 15 fotos. El marco de cada foto era de cemento. Los rostros que veía eran de gente que había jugado "tiro al blanco" conmigo y habían tenido mucho éxito en su juego! Detrás de cada foto había una explicación hecha a mano, por mí, de lo que la persona me había dicho o me había hecho. Cada herida estaba ahí como si hubiera sido hoy en la madrugada que hubiera pasado...Jamás creí que eso pesara tanto... Habían fotos de gente con quien tuve algún encuentro de niña, qué increíble, cómo tenía yo guardado esto! Sí, las palabras habían sido muy duras, muy injustas, pero ya todo eso había pasado... Por supuesto tardé rato en sacar una a una las fotos... Y el bulto seguía lleno...

Ay, lo que me encontré en un zipper, queditito, muy cómodo... Un saquito lleno de monedas de culpa. Qué espanto! Detrás de cada una, decía el año en el que yo había dañado a alguien, o había elegido mal, o había provocado una gran herida fuera por lo que fuera. Pero el saquito tenía adentro otro, y otro, y otro saquito más y más monedas... Fui sacando eso y de viaje ese lado del bulto quedó planito.

Seguí. Había una bolsa enorme que contenía los miedos más grandes que tengo. Cada miedo venía en una cajita de mármol, sin llave, muy fácil de abrir. El primer miedo: que se muera mi hija. El segundo: que me muera yo ¿y mi hija?. El tercero, que se mueran mis papás, ¿lo soportaré?. El cuarto, que todos estemos vivos pero que mi soledad no se muera...El quinto, un combo en el que se mueren todos y yo quedo de última en soledad. El sexto, el sétimo, el octavo, el noveno... Todos, todos los miedos estaban intactos como si fueran fuerzas supremas que nadie puede quitar, soberanas, haciendo de las suyas, bien cuidadas. Cada una era como una novela perfectamente montada, con actores de primera, muy caros!. Tomé cada cajita y la quemé. Lloré mucho porque en el miedo había invertido mucho tiempo, tiempo que ahora sé que gasté.

Y así fui chequeando... Sería muy mentirosa si digo que tardé una mañana… No, esto lo vengo escribiendo después de meses y meses. Eso sí, el bultito no puede estar vacío. En la trinchera de la vida, en esta guerra interna, hay que andar bien apertrechado.

El bulto que ando ahora tiene 12 fotografías mías, de doce momentos distintos en los que por ser yo quien soy, pude salir adelante. Con mis estrías y mi celulitis, salí adelante, tuve mis logros, acepté desafíos, aproveché oportunidades. A las fotos de "los que me hicieron daño" las sustituí con otras de gente a quien amo y me aman. A las cajitas con miedo no las reemplacé. La realidad que no puedo cambiar es suficiente como para agregarle el drama que el miedo le da a lo que ya es duro de aceptar.

Pero tengo un secreto más: el bulto, por menos peso que tenga ahora no lo cargo sola. Le pedí ayuda a El... Y vieran! Cuando quiero meter algo pesado, porque soy buena para eso, El me sugiere que se lo dé de una vez y ni siquiera llega al bulto. Yo no sabía que era tan sencillo. Saber que mi pobre espalda cargó tantos años algo que sólo había que vaciar...

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Por Lizeth Castro

lunes, 2 de julio de 2012

No más tareas con lágrimas

Con mucha regularidad los padres de familia se preguntan, ¿Acaso el estudio tiene que estar relacionado siempre con el llanto?

Muchos padres de familia se quejan de que la hora de hacer tareas, trabajos extra clase o estudiar, se convierten en una complicación en casa; que llena de tensión a todos y el niño termina siempre llorando.

Este es el momento de hacer un alto en el camino, aprovechando que nuestros niños y adolescentes se encuentran en vacaciones de medio periodo, con la finalidad de poder erradicar esta conducta en su hijo con disciplina y amor. Vamos, iniciemos la segunda parte del curso lectivo de forma diferente!!!

Algunas soluciones prácticas:

1. Acepte al niño tal como es, con sus virtudes y limitaciones. Las personas pueden tener habilidades e intereses por unas materias, pero no por otras.

A veces, los padres exigen a sus hijos y no toman en cuenta esas diferencias. Póngale reglas en cuanto a lo que tiene que hacer de tarea, cuánto tiene que hacer y en qué tiempo, aceptando que algunas le costarán más que otras y en unas tardará más que en otras, por interés o por capacidad.

2. Elimine cualquier sentimiento de culpa que como padre lo atormente, se tiene que trabajar fuera de la casa y no puedes estar todo el tiempo supervisando las tareas. La culpa de padre se transforma fácilmente en lástima por el niño este sentimiento es uno de los más dañinos en la relación con los hijos.

3. Ambos padres deben involucrarse activamente en la supervisión de las tareas del niño, no solo la madre, como sucede en la mayoría de los casos. Esto provoca que la relación de la madre con el niño se desgaste.

4. Puede ser que usted necesite aceptarse como padre del hijo o de la hija que tiene. Algunos padres exigen demasiado a sus hijos para que alcancen las metas que ellos no pudieron alcanzar y provocan llanto o se preocupan innecesariamente por la imagen que proyectan como padres de familia.

Hay padres que reaccionan con mucha ansiedad ante las tareas de sus hijos, porque sienten que ellos mismos son los evaluados.

5. No utilice el estudio como una forma de castigo o como una forma de mantener al niño quieto.

"La educación es, tal vez, la forma más alta de buscar a Dios." Gabriela Mistral

Dra. Laura Camacho Alfaro
Licenciada en Psicología
Clínica Arvicana Tél. 2560-8001
Cemtro Clínico Orozco Tél. 2241-4053