La palabra respeto proviene del latín respectus y significa “atención” o
“consideración”. De acuerdo al diccionario de la Real Academia
Española, el respeto está relacionado con la veneración o el acatamiento
que se hace a alguien. El respeto incluye miramiento, consideración y
deferencia.
El respeto es un valor que permite que el hombre
pueda reconocer, aceptar, apreciar y valorar las cualidades del prójimo y
sus derechos. Es decir, el respeto es el reconocimiento del valor
propio y de los derechos de los individuos y de la sociedad.
El
respeto no sólo se manifiesta hacia la actuación de las personas o hacia
las leyes. También se expresa hacia la autoridad, como sucede con los
alumnos y sus maestros o los hijos y sus padres.
El respeto
permite que la sociedad viva en paz, en una sana convivencia en base a
normas e instituciones. Implica reconocer en sí y en los demás los
derechos y las obligaciones, por eso suele sintetizarse en la frase “no
hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti”.
Por el
contrario, la falta de respeto genera violencia y enfrentamientos.
Cuando dicha falta corresponde a la violación de una norma o de una ley,
incluso es castigada a nivel formal. Este castigo puede ser una multa
económica o hasta el encarcelamiento.
Pero, ¿cómo reaccionamos
cuando alguien nos afecta a nosotros directamente? ¿Dónde quedan la
tolerancia y el respeto cuando el carro de adelante no arranca
inmediatamente después de que ha cambiado el semáforo? ¿O cuando aquel
que desesperado porque está en una emergencia, nos corta el paso en el
tráfico?
El respeto hace una diferenciación total entre la
persona y lo que ésta piense o diga en un momento dado. Nos lleva a
aceptar nuestras diferencias personales, recordando que cada uno de
nosotros tiene derecho a ser quien es.
Debemos recordar que cada
ser es único y esta hecho a imagen y semejanza de Dios, por lo tanto
merece nuestro respeto y consideración.
Como podemos fortalecer el respeto.
Aprende a escuchar.
Miremos
con respeto a todas las personas que se cruzan en nuestro camino
detengámonos unos segundos para saludarlas, mirémoslas a los ojos y
deseémosle un buen día, o simplemente démosle las gracias con
sentimiento. Deseémosle lo mejor desde el corazón.
Tomemos la decisión de aprender.
El
que cree que ya lo sabe todo está estancado. El mundo cambia
continuamente y nosotros con él, y cada persona o situación que se
presentan en nuestra vida son oportunidades para aprender y crecer.
Colócate en los zapatos del otro.
Nadie
hace cosas por fastidiar al otro; tú no sabes la situación difícil que
otros pueden estar viviendo. De vez en cuando es necesario que trates de
pensar y sentir como lo está haciendo la otra persona; es decir, desde
su punto de vista. Extender nuestra comprensión hacia los demás, implica
volvernos más compasivos.
No seas intransigente.
Que
alguien tenga un defecto, que diga o haga cosas improcedentes no lo
condena como persona, siempre podemos recapacitar o cambiar nuestra
actitud o comportamiento. Por lo tanto, no rechaces, discrimines o
maltrates a otros porque no hacen lo que tú deseas o esperas, ten más
paciencia y comprensión.
Nadie es más ni menos que tú.
Sólo
somos diferentes en lo personal. Llegamos a este mundo con limitaciones
y condiciones más o menos difíciles para superar, resolver y de las
cuales aprender, en eso radica todo. Acepta a los demás con sus defectos
y cualidades sin juzgarlos con ligereza.
Enseña a tus hijos con el ejemplo.
En
el proceso de enseñar a tu hijo como vivir, tu ejemplo es determinante.
Eres tú quien enseña a tus hijos a través del respeto hacia ellos, de
qué manera ellos te respetarán a ti y a otros. La próxima vez que vayas a
entrar a su cuarto, toca la puerta antes de hacerlo; de esa manera, él
tocará a tu puerta antes de entrar.
Cuando vivimos con respeto
hacia los demás, nos volvemos más tolerantes, pacientes, comprensivos,
cumplidores y responsables de nuestra participación en el mundo, y
cuando nos volvemos respetuosos de nosotros mismos, establecemos límites
con seguridad, nos valoramos más y confiamos en nuestra capacidad.
Dra. Laura Camacho Alfaro - Clínica Arvicana Teléfono: 2560-8001
Y yo al no tener papas de donde lo habre aprendido sera de mid maestras?
ResponderEliminarGracias por este pequeño escenario del respeto, el cual nos ayuda al devenir del día a día.
ResponderEliminarHoy en día,eso es lo que se ha perdido en esta humanidad : El respeto hacia el otro.
ResponderEliminarPor eso tanta violencia por doquier.